viernes, 20 de julio de 2007

Manolos, Seguras, Monteiros...

... y otros insignes comunicadores de la confusión.

Desde que aquél primer prehomínido levantó un fémur que acababa de rebañar y desbarató el cráneo de un congénere al grito de '¡aquí mando yo que soy el más fuerte!', comenzó la loca carrera por detentar el bastón disuasorio. De este modo han transcurrido miles, quizás millones, de años en los que se ha conseguido la división de los humanos en reyes y siervos, pese a la Revolución Francesa y esa entelequia llamada democracia.

Tras el prolegómeno establezcamos que entre las alturas y la base existe una figura, que denominaremos 'procónsul', bien romano o antropoide africano, suerte de pararrayos o tergiversador de cámara que, sin el más mínimo rubor, es capaz de hacer una tortilla sin huevos y, por si fuera poco, reñir al personal y hacerle ver que él (el personal) es el culpable. Asimismo sin cortarse, que diría Freddy, contestan lo que llevan en su guión y no afirman ni niegan sino todo lo contrario.

Ejemplo paradigmático del arte de echar balones fuera es Manolo Monteiro, procónsul de Ratzinger en Hispania, que ha venido a decir que existe mala intención en los medios de comunicación respecto al asunto de la clerigalla pederasta de USA. Ah, y que no es un pecado sino un 'accidente'. Menos mal que no ha sacado de la hopalanda la hucha del chino para solicitar donativos a fin de ayudar a pagar los 500 millones.

Otro jerarca amante de la buena comunicación y sin pilas en el sonotone, es el ínclito virrey de Canarias, José Segura, que no ha contestado a las preguntas pertinentes sobre la nueva tragedia de las Afortunadas, pero si nos ha dado una auténtica lección de los medios tan modernos que tenemos allí, de que lo que importa es el salvamento de vidas y de que 'viva er Beti manque pierda'.

Y como última perla (no hay números para contar los que quedan) la que ha dejado caer la Secretaria de Estado para la Inmigración y Emigración, Consuelo Rumí, que no ha tenido pena alguna en decir que el Gobierno (este) está encima de la contratación ilegal y que lo que tienen que hacer los 'inmiligrantes' es denunciar a los explotadores, entre otras lindezas. Lo que no debe de saber Chelorrumí es que apenas hay 15 inspectores de Trabajo para estos menesteres por los que está tan preocupada. Ella, Caldera y el Gobierno en general... o en Babia.

Nota: los colegas de 'Cuatro' pasan esta noche (23:45 h) un impresionante reportaje sobre este tema tan candente (como que quema).

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