martes, 10 de julio de 2007

Bragados y Montoyas

Amanece en Leganés City y una leve brisa hace ondear los grandes letreros de madera de las tiendas y colmados, situados en la polvorienta calle central del pueblecito. Los escasos viandantes caminan deprisa y recelosos porque, al oler el aire denso y con toques arenosos, intuyen que en breve va a comenzar el desafío. Cabezas curiosas comienzan a dejarse ver entre porches y ventanas a medio abrir...

Se oyen de pronto las gangosas campanadas del reloj de la torre, ocho en total, y por un lado de la calle aparecen los Bragado, a la par que por el contrario asoman los Montoya. Todos lo saben: es un duelo a muerte por saber quién va a mandar ahora en el pueblo. Primero fue una Bragado, 23 días tan solo; y ahora el beneficiario es un Montoya, tras una alianza con los que anteriormente no se habían querido aliar.

Llegados al centro, más o menos, de la calle, todos se paran, se miran aviesamente, se mientan a los parientes, se acusan de triadores, nombran apenas a los ciudadanos que un dia votaron por unos o por otros...

La Bragado habla de democracia, de malas artes, de que ella es la mejor. Montoya, media sonrisa al sol que empieza a asomar en lontananza, contempla de soslayo a su oponenente y dirigiéndose a los asombrados habitantes/ciudadanos dice con voz tonante: ¡Lo mío es la sostenibilidad!.

Bragados, Montoyas, sostenibilidad... introduzcan sus propias opiniones sobre este apaño de novelita del oeste o de Corín Tellado, como prefieran. Yo ya estoy bastante alucinado...

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