Por cierto y antes de que se me olvide: estaba ya con el pico preparado para abrir el sarcófago de Maruja Díaz para que nos hiciese el número de la banderita (también lo hicieron otros, que conste, como Pepe Pinto, Antonio Mairena ... que no le vamos a echar a la chica toda la culpa), de la banderita insisto, tú eres roja, tú eres gualda, en los jardines de La Granja, un suponer. Pero no, no ha hecho falta porque ya hemos llegado a la conclusión de que la bandera es un trapo, detrás del cual van las banderías/compañías, al modo de Beltrán Duguesclin (pronúnciese Digueclén) en ese asunto fraterno entre Enrique y Pedro u otros similares y más actuales, o incluso de la intrahistoria de aquí.
Ejemplos preclaros de la susodicha Zoolojía, nacional, ya saben:
- 'Ciervo de varias puntas', en plena berrea por cierto. Está atento a que sus hembras no se salgan del cotarro, lo defiende y también tiene en cuenta a sus, digamos, lacayos. Su lugar de acción es el espacio natural de Moncloa, aunque suele corretear, ya digo que berreando, por Doñana e incluso por Europa y otros satélites.
- Como feroz oponente de tan magnífico ejemplar está una suerte de galgo/podenco conocido como 'Borzhoi 0 galgo afgano', muy bien de pelaje, mirada limpia, pertinaz, pero que le ocurre lo que a la mayoría de los de su manada: son muy bonitos pero no sirven para nada.
- En otro tiempo, no hay que olvidarlo, existía asimismo un ejemplar de perro de presa, 'doberman', que trabajó en varios films de recordada memoria. En la actualidad se dedica al mecenazgo y tiene unos tres millones de descendientes.
- Del mismo club que los anteriores (en rojo), proviniente de levante (por allí trincaron mucho los piratas berberiscos) y con ínfulas de mastín, tienen los del club de rojo un soberbio 'chihuahua' que normalmente se adelanta a los ladridos del afgano y que habita una modesta perrera en una zona inhóspita de la capital.
- Olida por todos los de su clase, los de rojo, o sea, anda por ahí la pekinesa 'Hoppy' que a rabazo limpio quiere ocupar todos los sitios a la vez y que tiene especial inquina a un elegante 'podenco ibicenco' llamado en su día a alta cuestiones patrias.
- Para concluir el apartado zoolójico del clan rojo, no conviene olvidar un especímen, no perruno, que habita en San Jerónimo y atiende por 'crocuta crocuta', de desmedido afán por la risa histérica y la repetición insistente de las mismas gracias. En ámbitos cultos se le conoce como 'hiena' y las malas lenguas dicen que le fascina la carroña.


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