No problem, good problem

Lo fácil en algunos casos es atizarle al mono hasta que cante como Albano, pero cuando una frase o dicho pretende epatar al personal en plan chiste de Chiquito, a uno se le revuelven las mollejas y empieza los trámites para inscribirse en el monte Athos, más que nada por vergüenza ajena. Algunas cosas no se le ocurren ni al más tonto del lugar, sin que ello sea óbice para tildar de tal a quien tiene la intención de gobernar el país, concretamente este (o lo que quede).

Marx sin duda se ha removido en su tumba y en los alrededores se ha oido eso tan manido de 'la parte contratante de la primera parte' y otros delirantes gags de sus películas o sus programas de radio. El problema es que el testigo de las gracietas lo han tomado, más que unos primos, los famozos Hermanos Aznarx lo que va adquieriendo tintes de gravedad conforme transcurre la legislatura.

The last gag lo ha protagonizado el hermano del bigote (y barba), justo cuando la ciudadanía está con la oreja alzada por mor de la cosa del clima. Pero oido lo oido -vaya ppuntotada que le ha hecho Mr Bean a su primo el físico- hasta los osos del Ártico se han soltado la faja y han respirado más tranquilos.

La historia climática, esta, sería tema de una ópera bufa de no ser por la gravedad del problema, avalado por miles de científicos y con todas las precauciones que sean necesarias. Además y curiosamente, el señor Rajoy (tal es el nombre del Marx redivido) ha olvidado que fue el primer gobierno de Aznar López quien, de la mano de Mrs. Bacon, firmó el famoso protocolo de Kioto, por el que comenzaro a hacer 'cositas' sobre contaminación, derechos de emisión y otras historias no conocidas entonces.

Seguro que el maestro Carandell se estará muriendo de las risas por esta aportación inesperada a su 'Celtiberia Show', mientras el resto de la ciudadanez se hace de cruces ante la posibilidad de que semejante ser, con acciones en la fábrica de pegamento Kolynón, ya saben ¡España se rompe!, pueda algún día regir los destinos de estas tierras.

Como el buen gusto me impide seguir dándole leña al mono, les cedo el bate de béisbol por si un acaso les apetece practicar esta violencia de género, político se entiende.